jueves, 14 de febrero de 2008

SAN VALENTÍN 08: falling slowly

Desde hace un tiempo, he creado la costumbre de escribir algo por San Valentín. No creo mucho en este día tan comercial, pero me gusta escribir al amor (o desamor) este día (más de lo normal). Este año, recopilo varias cosas que tenía por mi ordenador a las que no le daba salida de ninguna forma. Probablemente no tengan ninguna cohesión entre ellos, excepto si el nexo de unión es el AMOR. Y más si lo leéis escuchando Falling Slowly, una canción de la banda sonora de Once.

SONETO ENAMORADO, Francisco Luis Bernárdez

Dulce como el arroyo soñoliento,
mansa como la lluvia distraída,
pura como la rosa florecida
y próxima y lejana como el viento.
Esta mujer que siente lo que siente
y está sangrando por mi propia herida
tiene la forma justa de mi vida
y la medida de mi pensamiento.
Cuando me quejo, es ella mi querella,
y cuando callo, mi silencio es ella,
y cuando canto, es ella mi canción.
Cuando confío, es ella la confianza,
y cuando espero, es ella la esperanza,
y cuando vivo, es ella el corazón.

UNA IMAGEN VALE MÁS QUE....

Ayer, yendo en el metro vi una fotografía que no se puede retratar. Ni siquiera una cámara de TV o cine hubiera podido captar la belleza y sensibilidad de esa imagen que vieron mis ojos.

Entró un invidente joven en el vagón, acompañado del que deduje sería su hijo (de unos 6-7 años) y se situaron de pie cerca de las puertas, sin molestar a nadie. Había bastante gente pese a ser sábado por la mañana, pero al llegar a Sol se quedaron 2 asientos libres enfrente de mí y pude comprobar lo que es amor paterno-filial.

El niño se puso de rodillas, mirando por la ventana del tren. Su padre le sujetaba las piernas para que no pudiera caerse y de repente le preguntó ¿Hay mucha gente? No sé lo que le contestó el niño, realmente me da igual, porque si le hubiera respondido yo le habría dicho: “Estáis vosotros ¿importa el resto?”.

UN ACTO DE AMOR (AL PRÓJIMO)

Algunos recordaréis la historia del ciego y su hijo en el metro (yo no me la quito de la cabeza). Bueno, pues debe ser que los sábados cuando vengo al curro (escribo esto desde el videoclub), estoy más receptivo a cosas así porque hoy he vivido una inconmensurable prueba de amor al prójimo.

Entró un hombre bastante mayor al vagón y no había ningún asiento libre. Entonces, una mujer latinoamericana de mediana edad le ofrece el sitio. El hombre rechaza la oferta pero ante la insistencia de ella, cede y ocupa el lugar que le corresponde. Pasaron varias estaciones hasta que la mujer pudiera sentarse a mi lado. Un rato después llegamos a Sol y fue allí donde surgió la magia:

El señor mayor se levantó, se paró delante de la inmigrante (en este caso da igual la legalidad o no de los papeles), abrió su mano y le tendió un caramelo. A continuación, le acarició la cara, se miraron (bella mirada de experiencia, por cierto) y se dieron las gracias. Hoy me siento más orgulloso del ser humano.

LA BELLA BELLEZA

Nancy Etcoff dijo en una ocasión: “Nada duele tanto como la belleza”. Una de dos, o era muy muy guapa, o era feisisisima, porque yo no estoy nada de acuerdo con esa expresión. Si hay algo que cure es la belleza (¿medicinas, hospitales, médicos? ¡Bobadas!); Ver una cara bonita y/o un cuerpo precioso mejora el estado anímico y físico de cualquier ser mortal (y de algún inmortal).

Tal vez tus ojos no sean especialmente bonitos, pero tu mirada es arrebatadora.

Estoy seguro de que no te ves todo lo delgada que te gustaría y también lo estoy de que desconoces la sensualidad de tu voluptuosidad.

Seguramente tus piernas no son kilométricas; Sin embargo, el porte y estilo de tu caminar hacen girar todas las cabezas.

Es probable que tu boca no sea la de Angelina Jolie, aunque probablemente tu sonrisa cause lipotimias y enamoramientos.

No te miento, si quieres sentirte bella (o más bella), tráeme tu belleza. La tienes. La tendrás. Haré que tu nombre acabe en jpg.

PUENTES

El protagonista de Los puentes de Madison (Clint Eastwood) reniega de su profesión de periodista y pretende ser artista con su obsesión: la fotografía. Además se enamora como un adolescente de una desconocida (Meryl Streep) en 4 días, aunque no acaba la historia bien. O sí, tal vez ese es el final más romántico que pueda existir. Ella pensó en él cada día del resto de su vida y él le envió un paquete con un libro de fotos y su poesía de Byron. No hizo falta estar juntos para amarse, ese es el tipo de amor más puro, el más bonito para no aburrirse o hacerse daño, pero todos nos preguntamos: ¿Por qué no abriste la puerta del coche, Francesca?
Por cierto, la cámara de Robert Kincaid también es una Nikon, como mi De la Isla, mi obsesión y mi amor.

-“¿Y qué ocurrió cuando rescató a la chica?
- Que ella le rescató a él”
La chica del puente


“¿Sabes lo que es amor? Que ella toque tu flequillo y no te importe estar despeinado después. Tocar sus labios pintados de rojo (pasión) con un dedo y llevártelo a tu boca para saber cómo sabe. Eso es amor.

Que ella te escriba un sms de 2 líneas y tú lo releas 18 veces por si quiere decir algo más (entrelíneas) que “hola, espero que estés bien, un beso”. Que su nombre (poco común) aparezca continuamente en los medios y eso te estremezca, cuando nunca antes lo habías oído. ¿Sabes lo que es amor? Eso es”.

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