domingo, 31 de diciembre de 2006

EL PERFUME: HISTORIA DE UN ASESINO



“Si lo deseaba, en París podría dejarse adorar no sólo por diez mil, sino por cien mil; o pasear hasta Versalles para que el Rey le besara los pies; o escribir una carta perfumada al Papa, revelándole que era el nuevo Mesías; o hacerse ungir en Notre Dame ante reyes y emperadores como emperador supremo o incluso como Dios en la Tierra...si aún podía ungirse a alguien como Dios...”.

La novela ha vendido más de 12 millones de ejemplares en todo el mundo y se ha traducido a 42 idiomas. 20 años después de ser escrita por Patrick Süskind (fue su ópera prima), sigue captando la atención y se estudia en universidades de todo el mundo, en disciplinas como la psicología, historia, criminología, derecho y por supuesto, literatura.

Jean-Baptiste Grenouille nace en el barrio más maloliente y sucio de Paris, en medio de los desechos de un mercado de pescado y es abandonado por su madre. Recogido por un hospicio y criado en el, pronto se dará cuenta de que no es igual al resto de niños. Y es que él posee un extraordinario sentido del olfato que lo hace especial y diferente. Vendido más tarde a un curtidor de pieles, pasara su infancia y adolescencia sobreviviendo de mala manera. Un día, atraído por el olor de una bella mujer, descubrirá que su misión en la vida es la de capturar el olor de las cosas y preservarlo. Su afán por crear el perfume perfecto le llevará a cometer asesinatos de bellas mujeres para utilizar su olor, una vez destilado, como ingredientes.

Tom Tykwer es el encargado de dirigir esta superproducción europea, con una estupenda escenificación y caracterización de un París sucio y desagradable, consigue además, y no era fácil, hacer creíble, sombrío y distante a Jean-Baptiste, la interpretación de Ben Whishaw consigue transmitir todo eso y crear un personaje repulsivo y que a la vez conecta con el espectador y despierta un sentimiento de pena a pesar de sus atrocidades. Tykwer opta por una fidelidad al libro digna de elogio pero que a su vez es lo que convierte al film por momentos en algo cansino y demasiado largo. El secreto de una buena adaptación está, como los buenos perfumes, en su esencia: la historia que cuenta y el respeto a la misma. La escena del clímax (nunca mejor dicho) con coreografía de LA FURA DELS BAUS, puede dar lugar a varias dudas e interpretaciones:

-¿Es posible que exista un olor que provoque amor/deseo en las personas que te rodeen? Si es así, ¿en qué establecimiento tipo Sephora o El Corte Inglés lo conseguimos?
-¿Quiénes fueron l@s atrevid@s que hicieron la escena con tanta profesionalidad que ni siquiera se lavaron para dar más sensación de suciedad?
-Si en la actualidad, digamos, me llevo un frasco de Channel nº 5 y otro de CK a la Plaza de Colón con 1000 extras desnudos y fornicando.... ¿Pararían las obras en la M-30?

"Es la escena más lograda, y resultaba la más clave, porque era necesario mover a centenares de personas y trabajar la expresión de sus cuerpos. Esta escena, en la que todos acaban desnudos y entregándose al amor, más que sexual es emocional, y el resultado, teniendo en cuenta que la mayoría de los 700 figurantes no eran actores profesionales, está cerca del movimiento de una danza", dijo Tykwer. La película también es un gran canto a la belleza de las pelirrojas. El cabello rojo es una obsesión de Süskind y en Alemania y parte de Europa hay un refrán que dice que "las pelirrojas huelen distinto". Ellas se convierten en la obsesión olfativa de Grenouille, que las persigue y las mata para obtener su aroma. Las cabelleras rojas iluminan la pantalla y la joven Rachel Hurd-Wood (bella entre las bellas), se muestra como la esencia más sublime que el perfumista Grenouille busca para completar su perfume perfecto.

En definitiva, un libro genial para una adaptación genial, aunque yo recomendaría la lectura de EL PERFUME y seguidamente la visión de la peli para que se produzca un efecto total, hipnotizador y con la sensación de sinestesia de olores y colores. La última frase del libro y la película (por tanto, también lo será de mi artículo) es: “Por primera vez había hecho algo por amor”.

viernes, 29 de diciembre de 2006

BABEL: una película acerca de lo que nos une, no de lo que nos separa


BABEL no contesta a la pregunta “¿De dónde soy?” sino más bien a la de “¿Adónde voy?”. Es muy posible que lo que hace feliz a un marroquí y a un japonés sea muy diferente, pero lo que nos hace sentir mal es lo mismo para todos. Las auténticas fronteras, más que líneas exteriores, están dentro de nosotros, son barreras del mundo de las ideas. La mayor tragedia humana es la incapacidad de amar y ser amados, la incapacidad de tocar y ser tocados por este sentimiento que sin embargo es la razón de ser de todos los seres humanos. Es palabra de Alejandro González Iñárritu. Palabra de Dios.

Alguien me dijo que una buena peli es aquella que mantiene al espectador sentado en su butaca hasta minutos después del FIN del filme. Yo añadiría algo más: Cuando sales de la sala (estoy jugón con las palabras) como hipnotizado, abstraído y con ganas de hablar y escribir sobre la película y su mensaje; Es más, con el deseo imperativo de volver a verla pronto (pero mejor acompañado, ¿vale Anni?). Yo salí temblando del cine Yelmo Cineplex Ideal (publicidad a cambio de palomitas, Rubén) y no habría menos de 10º en Madrid a las 9 de la noche de ese 29 de Diciembre, día del estreno en España. El frío, mi frío, era interno, no dejaba de pensar en la dedicatoria de BABEL: “A mis hijos, las cosas más brillantes, incluso en las noches más oscuras”.

BABEL está inspirada en la cacofonía de voces humanas que surgió de la torre bíblica, narra cuatro fascinantes historias que transcurren en puntos muy alejados del planeta, pero que de algún modo están unidos. Todo empieza a partir de un hecho trivial, un rifle de caza en Marruecos desencadenará una serie de interacciones personales y globales. Y es que a pesar de que hay temas sociales y políticos implícitos, no deja de ser un cuarteto de historias muy intimistas en 3 continentes diferentes (pero iguales). Según el director, “la logística del rodaje ha sido complejo, pero aún lo ha sido más la parte emocional e intelectual. Babel no solo era un viaje externo, sino interno, con un proceso de observación y absorción, quedándose largos períodos de tiempo en los países donde rodaría, adaptando el guión a las costumbres locales”.

Y hablando del guión, Guillermo Arriaga (mi ídolo), el mismo guionista de AMORES PERROS y 21 GRAMOS, con los mismos temas: el destino y la interconexión. En esta película va más lejos, no sólo desde el punto de vista geográfico. El conjunto de estas 3 pelis forman una trilogía, aunque en palabras de Iñárritu, “la única razón por la que pueden considerarse como tal es, aparte de tener una estructura parcialmente coincidente, es porque, al fin y al cabo, son historias de padres e hijos”. Personalmente, creo que hay más cosas en común: incomunicación, soledad, amor y muerte. Son estas películas las que te dejan en vilo durante toda la película y cuando acaban no sabes si reír o llorar. ¿Acaso es esto un final feliz?

A colación de feliz y final, así acaba el año 2006, con un muy buen sabor cinéfilamente (¿existe este palabro?) hablando, con el recuerdo de otras obras (películas) maestras como MATCH POINT, CRASH, EL SEÑOR DE LA GUERRA, INFILTRADOS, EL VIENTO QUE AGITA LA CEBADA, MUNICH, BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE, C.R.A.Z.Y. , LOS TRES ENTIERROS DE MELQUIADES ESTRADA, V DE VENDETTA, THE QUEEN, HIJOS DE LOS HOMBRES, EL PERFUME, PEQUEÑA MISS SUNSHINE... También ha habido documentales geniales como CAMINO A GUANTÁNAMO, ESTRELLAS DE LA LÍNEA, SALVADOR ALLENDE o LA PESADILLA DE DARWIN (y por destacar algo de cine autóctono, AZULOSCUROCASINEGRO, TU VIDA EN 65', SALVADOR Y VOLVER [sin olvidarme del corto NO ES QUE MUERA DE AMOR, por supuesto]). Esperemos que el 2007 nos depare más CINE (con mayúsculas) y más gente (en negrita) como Rubén Piña y Anna Guzmán. Sin lugar a dudas, este último párrafo es.... ¡LO MEJOR DEL AÑO!

jueves, 28 de diciembre de 2006

CINE, CINE, CINE (III)





















EL ENTIERRO PREMATURO (E. ALLAN POE)

Ser enterrado vivo es, sin ningún género de duda, el más terrorífico extremo que jamás haya caído en suerte a un simple mortal. Que le ha caído en suerte con frecuencia, con mucha frecuencia, nadie con capacidad de juicio lo negará. Los límites que separan la vida de la muerte son, en el mejor de los casos, borrosos e indefinidos... ¿Quién podría decir dónde termina uno y dónde empieza el otro? Sabemos que hay enfermedades en las que se produce un cese total de las funciones aparentes de la vida, y, sin embargo, ese cese no es más que una suspensión, para llamarle por su nombre. Hay sólo pausas temporales en el incomprensible mecanismo. Transcurrido cierto período, algún misterioso principio oculto pone de nuevo en movimiento los mágicos piñones y las ruedas fantásticas. La cuerda de plata no quedó suelta para siempre, ni irreparablemente roto el vaso de oro. Pero, entretanto, ¿dónde estaba el alma? Sin embargo, aparte de la inevitable conclusión a priori de que tales causas deben producir tales efectos, de que los bien conocidos casos de vida en suspenso, una y otra vez, provocan inevitablemente entierros prematuros, aparte de esta consideración, tenemos el testimonio directo de la experiencia médica y del vulgo que prueba que en realidad tienen lugar un gran número de estos entierros. Yo podría referir ahora mismo, si fuera necesario, cien ejemplos bien probados. Uno de características muy asombrosas, y cuyas circunstancias igual quedan aún vivas en la memoria de algunos de mis lectores, ocurrió no hace mucho en la vecina ciudad de Baltimore, donde causó una conmoción penosa, intensa y muy extendida. La esposa de uno de los más respetables ciudadanos- abogado eminente y miembro del Congreso- fue atacada por una repentina e inexplicable enfermedad, que burló el ingenio de los médicos. Después de padecer mucho murió, o se supone que murió. Nadie sospechó, y en realidad no había motivos para hacerlo, de que no estaba verdaderamente muerta. Presentaba todas las apariencias comunes de la muerte. El rostro tenía el habitual contorno contraído y sumido. Los labios mostraban la habitual palidez marmórea. Los ojos no tenían brillo. Faltaba el calor. Cesaron las pulsaciones. Durante tres días el cuerpo estuvo sin enterrar, y en ese tiempo adquirió una rigidez pétrea. Resumiendo, se adelantó el funeral por el rápido avance de lo que se supuso era descomposición.
La dama fue depositada en la cripta familiar, que permaneció cerrada durante los tres años siguientes. Al expirar ese plazo se abrió para recibir un sarcófago, pero, ¡ay, qué terrible choque esperaba al marido cuando abrió personalmente la puerta! Al empujar los portones, un objeto vestido de blanco cayó rechinando en sus brazos. Era el esqueleto de su mujer con la mortaja puesta. Una cuidadosa investigación mostró la evidencia de que había revivido a los dos días de ser sepultada, que sus luchas dentro del ataúd habían provocado la caída de éste desde una repisa o nicho al suelo, y al romperse el féretro pudo salir de él. Apareció vacía una lámpara que accidentalmente se había dejado llena de aceite, dentro de la tumba; puede, no obstante, haberse consumido por evaporación. En los peldaños superiores de la escalera que descendía a la espantosa cripta había un trozo del ataúd, con el cual, al parecer, la mujer había intentado llamar la atención golpeando la puerta de hierro. Mientras hacía esto, probablemente se desmayó o quizás murió de puro terror, y al caer, la mortaja se enredó en alguna pieza de hierro que sobresalía hacia dentro. Allí quedó y así se pudrió, erguida.

En el año 1810 tuvo lugar en Francia un caso de inhumación prematura, en circunstancias que contribuyen mucho a justificar la afirmación de que la verdad es más extraña que la ficción. La heroína de la historia era mademoiselle [señorita] Victorine Lafourcade, una joven de ilustre familia, rica y muy guapa. Entre sus numerosos pretendientes se contaba Julien Bossuet, un pobre littérateur [literato] o periodista de París. Su talento y su amabilidad habían despertado la atención de la heredera, que, al parecer, se había enamorado realmente de él, pero el orgullo de casta la llevó por fin a rechazarlo y a casarse con un tal Monsieur [señor] Rénelle, banquero y diplomático de cierto renombre. Después del matrimonio, sin embargo, este caballero descuidó a su mujer y quizá llegó a pegarle. Después de pasar unos años desdichados ella murió; al menos su estado se parecía tanto al de la muerte que engañó a todos quienes la vieron. Fue enterrada, no en una cripta, sino en una tumba común, en su aldea natal. Desesperado y aún inflamado por el recuerdo de su cariño profundo, el enamorado viajó de la capital a la lejana provincia donde se encontraba la aldea, con el romántico propósito de desenterrar el cadáver y apoderarse de sus preciosos cabellos. Llegó a la tumba. A medianoche desenterró el ataúd, lo abrió y, cuando iba a cortar los cabellos, se detuvo ante los ojos de la amada, que se abrieron. La dama había sido enterrada viva. Las pulsaciones vitales no habían desaparecido del todo, y las caricias de su amado la despertaron de aquel letargo que equivocadamente había sido confundido con la muerte. Desesperado, el joven la llevó a su alojamiento en la aldea. Empleó unos poderosos reconstituyentes aconsejados por sus no pocos conocimientos médicos. En resumen, ella revivió. Reconoció a su salvador. Permaneció con él hasta que lenta y gradualmente recobró la salud. Su corazón no era tan duro, y esta última lección de amor bastó para ablandarlo. Lo entregó a Bossuet. No volvió junto a su marido, sino que, ocultando su resurrección, huyó con su amante a América. Veinte años después, los dos regresaron a Francia, convencidos de que el paso del tiempo había cambiado tanto la apariencia de la dama, que sus amigos no podrían reconocerla. Pero se equivocaron, pues al primer encuentro monsieur Rénelle reconoció a su mujer y la reclamó. Ella rechazó la reclamación y el tribunal la apoyó, resolviendo que las extrañas circunstancias y el largo período transcurrido habían abolido, no sólo desde un punto de vista equitativo, sino legalmente la autoridad del marido.

La Revista de Cirugía de Leipzig, publicación de gran autoridad y mérito, que algún editor americano haría bien en traducir y publicar, relata en uno de los últimos números un acontecimiento muy penoso que presenta las mismas características.
Un oficial de artillería, hombre de gigantesca estatura y salud excelente, fue derribado por un caballo indomable y sufrió una contusión muy grave en la cabeza, que le dejó inconsciente. Tenía una ligera fractura de cráneo pero no se percibió un peligro inmediato. La trepanación se hizo con éxito. Se le aplicó una sangría y se adoptaron otros muchos remedios comunes. Pero cayó lentamente en un sopor cada vez más grave y por fin se le dio por muerto.
Hacía calor y lo enterraron con prisa indecorosa en uno de los cementerios públicos. Sus funerales tuvieron lugar un jueves. Al domingo siguiente, el parque del cementerio, como de costumbre, se llenó de visitantes, y alrededor del mediodía se produjo un gran revuelo, provocado por las palabras de un campesino que, habiéndose sentado en la tumba del oficial, había sentido removerse la tierra, como si alguien estuviera luchando abajo. Al principio nadie prestó demasiada atención a las palabras de este hombre, pero su evidente terror y la terca insistencia con que repetía su historia produjeron, al fin, su natural efecto en la muchedumbre. Algunos con rapidez consiguieron unas palas, y la tumba, vergonzosamente superficial, estuvo en pocos minutos tan abierta que dejó al descubierto la cabeza de su ocupante. Daba la impresión de que estaba muerto, pero aparecía casi sentado dentro del ataúd, cuya tapa, en furiosa lucha, había levantado parcialmente. Inmediatamente lo llevaron al hospital más cercano, donde se le declaró vivo, aunque en estado de asfixia. Después de unas horas volvió en sí, reconoció a algunas personas conocidas, y con frases inconexas relató sus agonías en la tumba. Por lo que dijo, estaba claro que la víctima mantuvo la conciencia de vida durante más de una hora después de la inhumación, antes de perder los sentidos. Habían rellenado la tumba, sin percatarse, con una tierra muy porosa, sin aplastar, y por eso le llegó un poco de aire. Oyó los pasos de la multitud sobre su cabeza y a su vez trató de hacerse oír. El tumulto en el parque del cementerio, dijo, fue lo que seguramente lo despertó de un profundo sueño, pero al despertarse se dio cuenta del espantoso horror de su situación. Este paciente, según cuenta la historia, iba mejorando y parecía encaminado hacia un restablecimiento definitivo, cuando cayó víctima de la charlatanería de los experimentos médicos. Se le aplicó la batería galvánica y expiró de pronto en uno de esos paroxismos estáticos que en ocasiones produce.

LA MEMORIA A TI DEBIDA

Los sueños se cumplen. Lo difícil es identificarlos, saber cuáles son y dónde están; después sólo hay que perseguirlos remontando el vuelo cuantas veces sea necesario por más que otros quieran atraparte desde el suelo, y volar hasta encontrarlos. Volar es alcanzar los sueños. Volar. ¡Volar!

Lo dijo Dulce Chacón en un discurso, no el profesor Miguel Santamaría, pero éste me dijo algo más efectivo para hacerme reflexionar: “Tienes que escribir”. Era 2º de carrera y acababa de descubrir mi pasión por el cine (por la lectura ya la tenía tiempo ha), pero nunca había escrito y ni siquiera me llamaba la atención, por lo que me sorprendió su afirmación-exclamación-petición. Pero 2-3 años después, la fiebre por la escritura me ha atrapado y no quiere soltarme, como le ocurrió a Paul Auster (según dijo en el discurso de entrega en los premios Príncipe de Asturias 2006):

“No sé por qué me dedico a esto. Si lo supiera, probablemente no tendría necesidad de hacerlo. Lo único que puedo decir, y de eso estoy completamente seguro, es que he sentido tal necesidad desde los primeros tiempos de mi adolescencia. Me refiero a escribir, y en especial a la escritura como medio para narrar historias, relatos imaginarios que nunca han sucedido en eso que denominamos mundo real. Sin duda es una extraña manera de pasarse la vida: encerrado en una habitación con la pluma en la mano, hora tras hora, día tras día, año tras año, esforzándose por llenar unas cuartillas de palabras con objeto de dar vida a lo que no existe, salvo en la propia imaginación. ¿Y por qué se empeñaría alguien en hacer una cosa así? La única respuesta que se me ha ocurrido alguna vez es la siguiente: porque no tiene más remedio, porque no puede hacer otra cosa.Esa necesidad de hacer, de crear, de inventar es sin duda un impulso humano fundamental. Pero ¿con qué objeto? ¿Qué sentido tiene el arte, y en particular el arte de narrar, en lo que llamamos mundo real? Ninguno que se me ocurra; al menos desde el punto de vista práctico. Un libro nunca ha alimentado el estómago de un niño hambriento. Un libro nunca ha impedido que la bala penetre en el cuerpo de la víctima. Un libro nunca ha evitado que una bomba caiga sobre civiles inocentes en el fragor de una guerra. Hay quien cree que una apreciación entusiasta del arte puede hacernos realmente mejores: más justos, más decentes, más sensibles, más comprensivos. Y quizá sea cierto; en algunos casos, raros y aislados. Pero no olvidemos que Hitler empezó siendo artista. Los tiranos y dictadores leen novelas. Los asesinos leen literatura en la cárcel. ¿Y quién puede decir que no disfrutan de los libros tanto como el que más?En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos, el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿qué tiene de malo la inutilidad? ¿Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo? Muchos lo creen. Pero yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; que la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo. Piénsese en el esfuerzo que supone, en las largas horas de práctica y disciplina que se necesitan para ser un consumado pianista o bailarín. Todo ese trabajo y sufrimiento, los sacrificios realizados para lograr algo que es total y absolutamente inútil”. (...) La novela es una colaboración a partes iguales entre el escritor y el lector, y constituye el único lugar del mundo donde dos extraños pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad. Me he pasado la vida entablando conversación con gente que nunca he visto, con personas que jamás conoceré, y así espero seguir hasta el día en que exhale mi último aliento. Nunca he querido trabajar en otra cosa”.

El profesor no sólo debe enseñar, sino motivar al alumno a aprender y provocarle curiosidad a lo largo de sus días. Miguel Santamaría hizo eso conmigo, no sólo enseñaba Redacción Periodística (de los pocos que lo hacen en Ciencias de la Información), también tenía una memoria extraordinaria (fuera de lo normal) y a las dos semanas de clase, ya se sabía nombre, apellidos, lugar donde se sentaban y complementos habituales de sus más de 100 alumnos. Por si esto fuera poco, predijo uno de mis sueños futuros: escribir. Jamás olvidaré a este hombre (que además me puso sobresaliente en su asignatura) al que no debo la voz ni la memoria, pero sí esta escritura.

CUANDO MI HISTORIA SE PARÓ.... x Anna Guzmán "La Buena"


A estas alturas muchos ya sabréis lo que me ha pasado. Otros no. No sé por qué, pero siento la necesidad de contároslo. Supongo que queda mucho por "sacar". Lo he pasado mal, muy mal, pero ahora me veo con fuerzas para hablar de ello.
Aquí os dejo mi historia (los que la conocéis podéis pasar directamente a los agradecimientos)…

DIAGNÓSTICO FINAL: Neuromielitis óptica. Hemianopsia lateral.

HISTORIA CLÍNICA: Todo empezó un miércoles con un punzante dolor en la cabeza. Al día siguiente empecé a ver mal por un ojo y después por el otro. Había quedado con Rodrigo, así que llegué a casa, me senté en el sillón, puse el aire y me quedé allí tumbada, esperando a que él llegara. Le pedí que me acompañara a urgencias porque cada vez veía peor. Al principio estaba tranquila, pero cada vez llegaban más médicos de urgencias y de distintas especialidades. Empecé a preocuparme cuando me valoró un neurólogo y más aún cuando el oftalmólogo me dijo que tenía que quedarme ingresada. Fue la peor noche de mi vida. Pensaban y pensábamos que tenía un tumor. Rodrigo estaba conmigo. No sé qué hubiera sido de mí si no hubiera estado a mi lado. Nunca he visto llorar a nadie con tanto dolor por mí. Afortunadamente, también andaba por ahí mi buen amigo Nacho, que casualmente trabaja en el hospital y esa noche tenía guardia. Así iba informando a Rodri hasta que finalmente pudo estar conmigo.
A la mañana siguiente nos dijeron que el tumor estaba descartado. No sé cuánto tiempo estuve llorando. No obstante, seguían sin saber lo que me pasaba.Empecé a avisar a mi familia, ya que todos estaban repartidos generosamente por el país y volvieron a Madrid enseguida. Poco a poco empezaron a aparecer los demás síntomas. Lo primero fue una especie de sensación de quemazón en las piernas, que dio paso a un adormecimiento. Primero los pies, luego las piernas, la cintura… Los médicos se asustaron por si la lesión llegaba a afectarme a los pulmones y la noche del domingo ingresé en la UVI. Vivía para la hora de la visita y el resto del tiempo lo pasaba llorando. Había perdido toda la movilidad de costillas a pies y empezaba a no sentir el tacto, el frío o el calor No dejaba de mover los brazos por miedo a que también se me quedaron paralizados. Cada vez que lograba quedarme dormida, al despertar lo primero que hacía era comprobar cuánto más se había agravado mi lesión. La visión estaba cada vez más afectada. Sólo veía lo que tenía enfrente y hacia arriba. Lo que estaba por debajo era como si no existiera. Las personas eran sombras que se movían, pero no era capaz de distinguir las caras hasta que las tenía cerca.
Hubo dos ocasiones en las que me quedé completamente ciega y que me asusté muchísimo. Pensaba en la gente que quería ver y me destrozada la idea de pensar en no volver a ver sus sonrisas, sus miradas. Pensaba en todo lo que no había hecho y que deseaba hacer. En las fotos que a lo mejor no podría volver a realizar o a contemplar. Los cuadros que no había visto, las películas. Me quedaba tanto por aprender y por ver… Una neuróloga me dijo que no me aseguraba que volviera a ver o andar… Entonces me quedé tendida en la cama, sintiendo que mi cuerpo no era mi cuerpo, y llegué a pensar "¿me estaré muriendo? Morirse debe ser muy parecido a esto". A la mañana siguiente sufrí un ataque de ansiedad. No quería ver a nadie. Entonces me dijeron que estaba "demasiado consciente" para estar en la UVI y que me subirían a planta. Ya podía recibir visitas, aunque aún no estaba preparada para ello. No quería que nadie me viera así. El tratamiento había empezado y la enfermedad se había quedado en pausa. No mejoraba, pero al menos no empeoraba. Unos días después logré mover las piernas… Mi madre y yo no pudimos evitar llorar de emoción. Empecé con la rehabilitación y con ello mejoró mi estado de ánimo, porque cada día avanzaba en algo, incluso se notaban logros de la mañana a la noche. Las visitas mejoraban mi ánimo.

TRATAMIENTO: Plasmaféresis (una especie de diálisis en la que te sacan el plasma de la sangre y te lo sustituyen por albúmina, una proteína) y dosis de corticoides de caballo. Y muchas, muchas pastillas de todos los colores, formas y tamaños.

ETIMOLOGÍA DE LA ENFERMEDAD: Poco conocida. Sólo se ha dado una vez en nuestro país y diez veces en Estados Unidos. Hasta ahora no le había pasado a nadie de mi edad. Se piensa que es autoinmune, es decir, que es mi propio cuerpo quien me ha declarado la batalla. La vaina de la mielina (lo que envuelve a los nervios) se me ha destruido y ahora es cuestión de que se regenere de nuevo. Igual que una herida tarda en cicatrizar, he sufrido una lesión que tendrá que curarse y nada de lo que yo haga puede hacer que el proceso se adelante. Yo me lo guiso, yo me lo como.

PRONÓSTICO: Mi evolución prosigue y cada día veo mejor y me muevo un poco más. He empezado a andar con muletas y en casa me desplazo apoyándome en los muebles o paredes. La recuperación es lenta pero mis avances más rápidos de lo que todos esperaban.

AFECTACIÓN PSICOLÓGICA: He llorado más que nunca en mi vida, preguntándome por qué me tenía que pasar a mí, por qué en este momento. Como ya dije, parece que todo momento feliz en mi vida está condenado a no durar. "Es lo único que no te perdonará la vida". Pero no podría haber superado la que hasta ahora ha sido la prueba más dura de mis 24 años de existencia en este cruel mundo sin la ayuda de mi gente. Así que doy paso a…


MIS AGRADECIMIENTOS

A mi familia:
A mi madre, que no se ha separado de mí un solo instante y ha aguantado todos y cada uno de mis cambios de humor sin protestar una vez. Eres, sin duda, la mejor madre del mundo. Siento que hayas pasado todo el mes de agosto durmiendo en una butaca y todo lo que has sufrido, especialmente cuando te pedía que me dejaras sola. Te pagaré todos los fisios que hagan falta. Sé que lo has pasado muy mal viéndome sufrir, pero también me has salvado las noches eternas, simplemente hablando de un poco de todo o agarrándome la mano.
A Rodri, que estuvo ahí desde mi ingreso, y que tantas cosas maravillosas me ha dicho y todas tan sentidas. Me has demostrado lo mucho que me quieres y que estarías ahí hasta el final, pasase lo que pasase. Tu rosa es la más bonita que ha habido en mi jardín, aún resplandece. Creí morir de pena cuando estuviste lejos, pero doy gracias cada día por tenerte en mi vida. Sin ti no hubiera podido llegar hasta aquí... Eternamente gracias, especialmente por la noche del 24. Lograste que fuera perfecto. My Immortal.
A Lauri, que tan mal lo ha pasado y que tanto me ha hecho reír, como sólo ella sabe. Gracias por preocuparte tanto porque yo estuviera bien y siento haberte enseñado aquel vídeo en el que salía patinando, no me di cuenta de que a ti también te afectaba. Cuando por fin llegué a casa y vi todos los carteles de bienvenida que habías hecho, aunque todo parecía distinto, era un poco más especial. Gracias por todos tus detalles, por pasear el Trivial, por traerme a Buffy, por las cenas en familia. Por ser tan fuerte y darme fuerzas.
A papá, que tan engañado le hemos tenido para que no se preocupase y aún así no ha dejado de hacerlo, y que me ha comprado todas las revistas de cine que existen. Lejos, pero cerca. Gracias también por comprarme el juego de Karaoke de la Play, ya sabes que con fastidiar a los vecinos de abajo ya soy feliz.
A Iván, que me ha tratado como a una hermana y se ha portado tan bien con todos nosotros. Sé que todo lo que has hecho te ha salido de dentro, y que no sólo lo has hecho por ser yo la hermana de tu novia, sino porque eres así. Gracias por cuidar de mi padre y por haberte quedado conmigo incluso cuando Lauri no estaba.
A María (Dru)… Me alegro de haberte recuperado… Dios, cuánto te he echado de menos!!! Sigues sabiendo utilizar las palabras exactas, sigues sabiendo lo que pasa por mi mente y haciéndome ver la vida de otra manera. Ahora tú también andas fastidiada porque a un loco le dio por darte una patada. Espero que te mejores pronto y podamos escaparnos un finde todos a Gandía. Gracias por las rosas blancas.
A Juan, porque no se lo pensó dos veces cuando le dije "me han dicho que haces muy bien la tortilla de patata" y al día siguiente me trajo una recién hecha. Gracias, sobre todo, por el cariño demostrado, la dulzura con la que nos miras a todos y por el asesoramiento profesional.
A mi tía Merce, que ha rezado a todos los santos y ha hecho todas las promesas del mundo porque yo me recupere, y a mi cómplice, mi tío Benito, que me dio su talismán más preciado y que tanto he valorado. Fue llamaros y aparecisteis. Simplemente geniales. Sabéis todo lo que os quiero y que estoy deseando tomar una paellita en nuestra calita de Benidorm, y pasear por el rompeolas… Qué tiempos aquellos!!!
A mi tía Elvira y a mi tío Miguel Ángel, que no dudaron en renunciar a sus vacaciones por mí y que se enfadaron tanto por no haberles avisado antes. Gracias tía por tu abaniqueo intenso cuando me daban mis mareillos posicionales y por decirme siempre (y no sólo este mes) lo orgullosa que estás de mí.
A mi yayi, que ha venido cada día a traerme comida rica llena de amor de abuela y que tantos berrinches se ha tragado. Sé que has sufrido muchísimo viéndome llorar, sobre todo cuando os pedía que os apartaseis. Lo siento. Pero tu sonrisa siempre era motivo para intentar volver a estar bien.
A mis primas Vicky, Elvira y Olaya (y a Ramón y Quique). Vosotras lograsteis que ver una revista del corazón me pareciera divertido. Sois auténticas y muy divertidas. Me habéis visto llorar y me habéis sacado la sonrisa. Mis Halliwell.
A mi primo Roberto (y a su novia Laura), que vino muy preocupado al hospital, cargado con un peluche enorme de un león disfrazado de tigre, que ha sido la sensación. Sabes que lo que más me gustó fue la tarjeta. Puede que no nos veamos mucho, pero siempre te encargas de demostrar que nos quieres.
A mi prima Emma, su marido David, y sus dos pequeñuelos: Sergio y el pequeño Iker, que está de camino. Por primera vez me has tratado como a una adulta. Espero que salgas muy guapa en la revista.
A mi tía Mari y mi tío Félix, por su alegría y su buen humor.
A Carmen y a Narciso, por su comprensión y su cariño.

A mi otra familia, Marita, Maribel, Rodolfo, Juan y todo el clan Álvarez Juez (incluida Rodra, por supuesto), por tanto apoyo recibido y por tantos rezos. Marita, mi fisio favorita, con su peluche, su regalo turco y sus bombones. Me gustó mucho la foto de Galicia y saber que te preocupabas por mí incluso en tus vacaciones. No eres sólo la "hermana de", eres mi amiga. Gracias; a Maribel por sus tiramisúes, su alegría y sus historias, siempre tan alegres y divertidas; y, como no, a Rodolfo por el regaliz y por esa llamada rechazada, mil perdones!!! No sabía que eras tú. Qué grandes sois!!! Vuestras visitas me han dado mucha "vidilla", como diría Rodri.

A mis amigos:
A Isa, que lo primero que hizo al pisar tierra española fue llamarme por teléfono… Sé que en parte ese viaje a Cancún lo hice contigo. Me encantó la Antoñita, el cuaderno, las pelis, el CD del musical de Buffy… Dios, cómo me mimas!!! Gracias por sustituirme… Sé que está siendo duro, pero ahora me entiendes mejor que nunca. En realidad siempre lo has hecho. Gracias también por tus visitas diarias, por llamarme "chiquitina" con ese acento tuyo y por ser tan tú.
A Elo, que sé que lloró durante días y sufrió mucho, pero que me dijo las palabras precisas para hacerme saber que me pondría bien… y yo la creí. Gracias por venir al salir del trabajo, debías estar muy cansada, y por llamarme todos los días. Gracias también a tus padres, que menudo susto debí darles!!! Vinieron en un momento clave y se debieron preocupar mucho. Lo siento, Margarita y Genaro.
A Tere, que ha venido tantos días y que me regaló un patito muy gracioso, acompañado de una carta que es lo que más me gustó de ese regalo. Te he echado muchísimo de menos todo este tiempo, pero sigues demostrando que estás ahí cuando se te necesita, y cuando no también.
A David, que vino después de horas y horas de curro, incluso enfermo, y me hizo pensar en lo importante que es pensar en mí y no en salir antes de tiempo. Estoy segura de que conseguirás que tu jefa te valore, sólo tienes que volver a creer en ti mismo.
A Juan Luis, que ha hecho lo imposible por venir, costase lo que costase. Te jugabas mucho y no te importó. Sigues sabiendo cómo sacarme una sonrisa hasta hacer que mi boca termine agotada. Te he echado mucho de menos, espero que sigas apareciendo por mi vida de vez en cuando.
A Piter, por sacar huecos de tu apretadísima agenda y por esa entrada en tu blog. Ha hecho falta un mes en el hospital, pero por fin me la has dedicado!!! Jeje. "Contento te tengo", verdad???
A Jesús, por esa magnífica caja de bombones. Echo de menos nuestras largas charlas de vuelta de Telecinco. Lo pasábamos bien, verdad??? Marujeando de la vida y analizando las nuestras. Gracias por traerme un trocito de Túnez.
A Ramón, Mareque y Mirko, por esos fantásticos regalos y por cuidar de Rodrigo. Veréis cuando os disfrace de héroes del cómic… Mareque de Spiderman, me parto!!! Sois geniales, gracias por haberos preocupado por mí y por mi evolución.
A Lily, que sacó fuerzas para animarme a mí cuando necesitaba ser animada. Espero que volvamos a vernos y que la próxima vez estés muchísimo más contenta… Y yo también.
A Ángel, alias "Gelete", por tu discreción. Lo que me hubiera gustado poder acudir a esa cita con todos mis amiguetes de Gandía. Tus mensajes y llamadas siempre me han animado, pero sobre todo tu visita. Me sigues debiendo ese finde.
A Inés, que me llamó desde Inglaterra tan preocupada. Que sepas que estoy deseando que llegue diciembre para verte.
A Pedro por sus "S", tú ya me entiendes. Lo siento, no quería preocuparte. Preferí esperar a estar mejor. Gracias por ese monólogo improvisado y por saber hacerme reír en cualquier momento, lugar o circunstancia. Da un besazo a Ceci, que es un solete.
A Kiti y Jose, que me dieron una alegría al aparecer por la puerta. Mi Kiti Kitina, tienes el don de hacer que se pueda hablar contigo igual que si nos siguiéramos viendo cada día. Me conoces perfectamente.
A Medea, Marta, Antonio y Silvi, que se preocuparon en cuanto supieron lo que me había pasado. Estoy deseando salir con vosotras de fiesta, no sabéis lo que os echo de menos. Mede, gracias por tu visita al hospital. Siento que cuando fuérais los tres a casa no me encontraseis, lo siento muchísimo, estaba deseando veros.
A Juanjito, mi hermano mayor, Mari Carmen, Elena y Juan. Juanjo, eres la caña, gracias por esa foto de cuando éramos peques que yo te regalé a ti hace unos años. Ahora la tengo aquí al lado y me hace sonreír pensando en lo bien que lo pasábamos con nuestros juegos y nuestras charlas. Me has enseñado tanto!!! Tus visitas me encantan, a ver si nos echamos pronto un karaoke.
A Vity, que sé que se preocupó mucho al recibir la noticia. Gracias por los mensajes.
A la familia de mi prima María. Lo que ha crecido esa niña!!! Gracias por las lenguas de gato.

A la gente de mi curro:
A mis compañeras y amigas, Raquel, Lauri y Amelia, por esas risas que nos echamos en la habitación, poniendo a caldo a todo el personal. No sé qué tenéis, pero conseguisteis que el curro fuera un lugar al que gustase ir y me habéis demostrado el cariño que me tenéis. Rachel, cuida de esa tripita, no he visto premamá más guapa; Lauri, gracias por reservarme "El Mago de Oz", qué detallazo!!!; y Amelia, de mayor quiero ser como tú, eres admirable.
A mis jefas, Marisol y Chantal. Sé que no habríais ido a ver a cualquiera y parece que de verdad me estáis esperando. Parece ser que me valoráis y eso me hace sentir bien.

A la hermana de Iván por el agua de Lourdes (qué miedo aquella noche, pero Dios, gracias!!!) y a su mum, los amigos de mi hermana, a Asier, a Ángel (Piter´s friend), al forero Charles (siento no poder acudir nunca a la cita), a Su, a Pablo, a Sergio…

A la gente del hospital:
A mis compañeras de habitación (que hasta me han hecho regalos y no han sido pocas), muy especialmente a la gitana Mari y su hija, a Guafa por su tarta y a su madre por su peluche y su cariño y, sobre todo, a la gran Lola, una mujer encantadora. Lola, nunca olvidaré esas partidas de cartas hasta las tantas de la noche. Espero que tu marido se ponga bien y puedas estar pronto tranquilita en casa. Ojalá nos veamos pronto, te he cogido muchísimo cariño.
A todo,s mis médicos: mis neurólogos (especialmente a Rábano por su rápida actuación y a Madeli por haber hecho todo lo posible por no mandarme a Toledo) y hematólogos (sobre todo a Marta, que era un encanto, a Alejandro, que tenía un efecto calmante en mí y le llamaban cada vez que yo lloraba porque conseguía darme fuerzas, y a la enfermera Marisol, que soportó estoicamente mis borderías y me explicó todas mis dudas); a mi fisio Graciela, por haber retrasado sus vacaciones por mí y haber hecho que mejore tan rápido. No eres sólo una estupenda profesional, te has portado como una amiga; a mi médico rehabilitador Koldo. Tu experiencia personal hizo que yo viera la posibilidad de mejorar, y me has tratado siempre con mucho cariño. Tu sustituto no me gusta nada, vuelve pronto!!!; a la terapeuta ocupacional, que dio consejos a Graciela; a todas mis enfermeras, que han cumplido más del doble de su misión, muy especialmente a Mayte (que me manda mensajitos de vez en cuando, me mimaba y me trataba de un modo especial… Sé que no lo haces con todos, eres estupenda) y a Marisa; y, como no, a mi médico favorito, Nachete, que ha venido ha verme incluso con horas y horas de guardia encima. Siento el susto del último día. Gracias por todo!!! Espero que la próxima vez que nos veamos sea dando otro paseo por el Retiro.

A todos los que me olvido...

Pido perdón a quienes tardé en avisar. No quería preocuparos, especialmente a los que estábais lejos. No tenía sentido preocuparos en vuestras vacaciones, espero que me perdonéis.
Gracias por tantas lágrimas (las que he visto y las que no), por vuestras palabras, cartas, mensajes, llamadas, peluches, bombones, flores. Gracias por tantas noches en vela. Gracias por haberme demostrado que estáis ahí y que me queréis. Gracias por el apoyo, por haber aguantado mis cambios de humor, por haber respetado mis llantos cuando necesitaba estallar; por haber estado a mi lado incondicionalmente.
Gracias, en definitiva, a todos por todo. Puede que no haya sido el mejor agosto de mi vida, pero he tenido cerca de todas las personas que quiero.

Anna.

martes, 26 de diciembre de 2006