sábado, 2 de diciembre de 2006

THE QUEEN: God saves… Helen Mirren



Isabel II Vs Lady Di: La Reina de Inglaterra frente a la Princesa del Pueblo. Y de árbitro, Tony Blair. En resumidas cuentas, un “duelo” para quitarse el sombrero (o la corona) ante el director, Stephen Frears. La historia está estructurada como una crónica que mezcla realidad y ficción durante la semana más complicada para la realeza británica; Tuvo que elegir entre mantener las tradiciones monárquicas o ceder a las peticiones, casi exigencias de Blair.

El 31 de Agosto de 1997 fallece en París Diana Spencer, ex-esposa del príncipe Carlos de Inglaterra. El mundo entero, conmocionado, llora la muerte de Lady Di. La prensa eleva a los altares a la princesa plebeya. El recién formado gobierno del laborista Tony Blair se encuentra con una patata caliente que pronto se torna en oportunidad de lucimiento para el joven líder. ¿Y la familia real? De vacaciones, en Balmoral, decide no modificar su protocolo ante la muerte de alguien que ya no es miembro de la institución monárquica. Isabel II decide no exponer a sus nietos (ni a su hijo, ni a ella misma) al torbellino mediático y recluirse en su castillo hasta que la noticia pase, caiga quien caiga. Lo malo es que, esta vez, lo que puede caer es la mismísima Casa Real británica.

“The Queen” probablemente pasará a la historia por la excelente interpretación de Helen Mirren, que compone una Isabel II de carne y hueso, tan capaz de conducir un jeep o andar en bata rosa por la suntuosa residencia de verano como de echar un pulso a todo un país. Ante lo que se avecina, incluso la reina llegará a identificarse con un elegante venado con un cuerno de 14 astas, tan majestuoso como único en su especie, quizás destinado a extinguirse pronto. Pero sería injusto si no valorase también la actuación de Michael Sheen (Tony Blair) y el excelente guión de Peter Morgan, ingenioso y sutil con los dardos que lanza a unos y otros personajes, ya que ninguno se libra de verse caricaturizado, pero humanizado a la vez.

Geniales las escenas con Cherie Blair (Helen McCrory), la esposa del primer ministro, mordaz y antimonárquica radical, en la visita a la reina, con poses de reverencia y miradas de respeto tan forzadas e irónicas como patosas, mientras Isabel II la contempla con cierto desprecio pero, eso sí, manteniendo la “dignidad”. “¡Ese imbécil de Blair! Y además, tu té se ha enfriado”, le exclama el príncipe Felipe (James Cromwell), de espaldas a la realidad, refugiado en la residencia de verano de Balmoral, dedicándose a la caza y a tomar infusiones. Ejemplo de uno de los pilares de una vetusta institución casi milenaria, o un símbolo aún necesario para el fortalecimiento de una nación, según como se mire. Otro ejemplo (vetusto) es la Reina Madre (Sylvia Sims), tomando sus gin-tonic, a pesar de que la Guardia Real tiene preparado su funeral desde hace años.

El “combate” lo ganó Diana, o tal vez Tony Blair, aunque algunos dirán que es la Reina quien sigue en el poder tras más de 5 décadas. Lo que está claro es que la única que no “manda”, actualmente, es la princesa de Gales. Al funeral acudieron dos millones de personas y, en primera línea, nombres como Elton John, Steven Spielberg, Tom Cruise, Nicole Kidman o Tom Hanks. Y la ceremonia fue seguida, en una reacción espontánea, por millones y millones de espectadores en todo el mundo. Un poder de convocatoria, y una popularidad, inimaginable para la familia real que salió de la situación de la mejor manera posible. O no.

“Esta es una película sobre el conflicto entre el viejo y el nuevo mundo. Sobre la tradición, que ha sido fuente de fuerza y a la vez de debilidad de este país”, dice Stephen Frears. Casi es: Palabra de Dios.... salve a la Reina.

Lo mejor: Inteligente y divertida. Las actuaciones de todos, especialmente la de Helen Mirren.
Lo peor: Prudente (a veces demasiado) y el final algo decepcionante.

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