viernes, 29 de diciembre de 2006

BABEL: una película acerca de lo que nos une, no de lo que nos separa


BABEL no contesta a la pregunta “¿De dónde soy?” sino más bien a la de “¿Adónde voy?”. Es muy posible que lo que hace feliz a un marroquí y a un japonés sea muy diferente, pero lo que nos hace sentir mal es lo mismo para todos. Las auténticas fronteras, más que líneas exteriores, están dentro de nosotros, son barreras del mundo de las ideas. La mayor tragedia humana es la incapacidad de amar y ser amados, la incapacidad de tocar y ser tocados por este sentimiento que sin embargo es la razón de ser de todos los seres humanos. Es palabra de Alejandro González Iñárritu. Palabra de Dios.

Alguien me dijo que una buena peli es aquella que mantiene al espectador sentado en su butaca hasta minutos después del FIN del filme. Yo añadiría algo más: Cuando sales de la sala (estoy jugón con las palabras) como hipnotizado, abstraído y con ganas de hablar y escribir sobre la película y su mensaje; Es más, con el deseo imperativo de volver a verla pronto (pero mejor acompañado, ¿vale Anni?). Yo salí temblando del cine Yelmo Cineplex Ideal (publicidad a cambio de palomitas, Rubén) y no habría menos de 10º en Madrid a las 9 de la noche de ese 29 de Diciembre, día del estreno en España. El frío, mi frío, era interno, no dejaba de pensar en la dedicatoria de BABEL: “A mis hijos, las cosas más brillantes, incluso en las noches más oscuras”.

BABEL está inspirada en la cacofonía de voces humanas que surgió de la torre bíblica, narra cuatro fascinantes historias que transcurren en puntos muy alejados del planeta, pero que de algún modo están unidos. Todo empieza a partir de un hecho trivial, un rifle de caza en Marruecos desencadenará una serie de interacciones personales y globales. Y es que a pesar de que hay temas sociales y políticos implícitos, no deja de ser un cuarteto de historias muy intimistas en 3 continentes diferentes (pero iguales). Según el director, “la logística del rodaje ha sido complejo, pero aún lo ha sido más la parte emocional e intelectual. Babel no solo era un viaje externo, sino interno, con un proceso de observación y absorción, quedándose largos períodos de tiempo en los países donde rodaría, adaptando el guión a las costumbres locales”.

Y hablando del guión, Guillermo Arriaga (mi ídolo), el mismo guionista de AMORES PERROS y 21 GRAMOS, con los mismos temas: el destino y la interconexión. En esta película va más lejos, no sólo desde el punto de vista geográfico. El conjunto de estas 3 pelis forman una trilogía, aunque en palabras de Iñárritu, “la única razón por la que pueden considerarse como tal es, aparte de tener una estructura parcialmente coincidente, es porque, al fin y al cabo, son historias de padres e hijos”. Personalmente, creo que hay más cosas en común: incomunicación, soledad, amor y muerte. Son estas películas las que te dejan en vilo durante toda la película y cuando acaban no sabes si reír o llorar. ¿Acaso es esto un final feliz?

A colación de feliz y final, así acaba el año 2006, con un muy buen sabor cinéfilamente (¿existe este palabro?) hablando, con el recuerdo de otras obras (películas) maestras como MATCH POINT, CRASH, EL SEÑOR DE LA GUERRA, INFILTRADOS, EL VIENTO QUE AGITA LA CEBADA, MUNICH, BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE, C.R.A.Z.Y. , LOS TRES ENTIERROS DE MELQUIADES ESTRADA, V DE VENDETTA, THE QUEEN, HIJOS DE LOS HOMBRES, EL PERFUME, PEQUEÑA MISS SUNSHINE... También ha habido documentales geniales como CAMINO A GUANTÁNAMO, ESTRELLAS DE LA LÍNEA, SALVADOR ALLENDE o LA PESADILLA DE DARWIN (y por destacar algo de cine autóctono, AZULOSCUROCASINEGRO, TU VIDA EN 65', SALVADOR Y VOLVER [sin olvidarme del corto NO ES QUE MUERA DE AMOR, por supuesto]). Esperemos que el 2007 nos depare más CINE (con mayúsculas) y más gente (en negrita) como Rubén Piña y Anna Guzmán. Sin lugar a dudas, este último párrafo es.... ¡LO MEJOR DEL AÑO!

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