lunes, 22 de octubre de 2007

UNA IMAGEN VALE MÁS QUE....

Ayer, yendo en el metro vi una fotografía que no se puede retratar. Ni siquiera una cámara de TV o cine hubiera podido captar la belleza y sensibilidad de esa imagen que vieron mis ojos.

Entró un invidente joven en el vagón, acompañado del que deduje sería su hijo (de unos 6-7 años) y se situaron de pie cerca de las puertas, sin molestar a nadie. Había bastante gente, pese a ser sábado por la mañana, pero al llegar a Sol se quedaron 2 asientos libres enfrente de mí y pude comprobar lo que es amor paterno-filial.

El niño se puso de rodillas, mirando por la ventana del tren. Su padre le sujetaba las piernas para que no pudiera caerse y de repente le preguntó ¿Hay mucha gente? No sé lo que le contestó el niño, realmente me da igual, porque si le hubiera respondido yo, le habría dicho: “Estáis vosotros ¿importa el resto?”.

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