viernes, 10 de noviembre de 2006

LOS HIJOS DE LOS HOMBRES: LA ESPERANZA

Justo cuando el hombre más joven de la tierra muere (en la ficción), el más pequeño (en altura), ha muerto en la vida real. Es curioso lo que me ocurre a veces: Vi la película LOS HIJOS DE LOS HOMBRES y quería escribir sobre ella, pero no sabía cómo empezar. Tras varios días de dudas, apareció una noticia en prensa: “muere el hombre más bajo del mundo; 54 cms y 37 años. Había hecho varias pelis, videoclips y programas de TV en varios países, entre ellos España”.

Todo esto me produjo la misma sensación y/o sentimiento: ESPERANZA. La película de Cuarón tiene cosas magníficas pero me quedo con la secuencia del gueto donde Clive Owen (grandioso, por cierto), debe salvar a una mujer negra y su hija (el de ella, el único bebé en 18 años), la esperanza de que el mundo pueda continuar y no sucumbir ante el caos y las guerras. En esta escena (intentaré no destriparla demasiado), grabada con cámara en mano de manera prodigiosa, los protagonistas avanzan por los pasillos y habitaciones de un edificio en ruinas “gracias a” los bombardeos que se están produciendo en ese mismo momento entre los guerrilleros y el ejército.

Al final entran los soldados disparando a todo lo que se mueve hasta que ven al bebé; Entonces se produce una catarsis, un alto el fuego, aunque yo más bien sentí un alto en mi corazón. Es de las cosas más bonitas que he visto en una pantalla y durante unos instantes, con la música y la emoción, tuve la esperanza de que “algo” puede cambiar este mundo loco y la paz ha de llegar entre las personas. Desgraciadamente, este pensamiento dura muy poco (tanto en la peli, como en mi vida).

En cuanto al hombre menos alto del mundo, me produce la misma esperanza. Si él ha luchado por su vida a pesar de ser tan diferente al resto, ¿por qué no lo hacemos los demás? Él realizó muchas cosas con sus 54 centímetros, así que nosotros con el triple, debemos intentar conseguir nuestros sueños, por muy lejos, altos e inalcanzables que estén. Concluyendo, ya sea como Clive Owen en la ficción, o como el más bajito del mundo real, tenemos la oportunidad de luchar por nuestro futuro, tener esperanza en los demás y en uno mismo; Yo, personalmente, la pongo en todos los “Dylan”, desde el universo cinematográfico hasta el verdadero.

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