sábado, 2 de junio de 2007

(ESTO NO ES) PERIODISMO


Las nuevas tecnologías nos ofrecen muchas facilidades tanto para comunicarnos con los demás como para no hacerlo, si es lo que deseamos (sms, e-mail, blogs, gps, mp3, pda...cada vez palabras más cortas y extranjeras). Desde ordenadores y móviles cada vez más pequeños y con más funciones a casas inteligentes que cocinan, friegan y se miran al espejo por nosotros. Nadie duda que esto es un avance de la sociedad, pero como en todo, la virtud está en el término medio aristotélico ya que en ocasiones parece que el mundo se ha vuelto loco, y no sabemos si es por el cambio climático, los políticos o las nuevas tecnologías.

Y digo esto porque, últimamente, algunas de las noticias en boca de todos han sido el boicot del PP a PRISA, el “tirito” de Keith Richards con las cenizas de su padre y el doble aniversario de Gabriel García Márquez, por sus “Cien años de Soledad” y su “Nobel de Literatura”. A colación de esto, junto al homenaje a Gabo, se produjo en Colombia el IV Congreso Internacional de la Lengua Española. Allí, 52 pequeños, con edades de 9 a 13 años y proclives a disciplinas artísticas, acuñaron "después de un largo proceso de consenso y de trabajar en la construcción de nuevas palabras", términos tan originales como lumpereza (pereza que da los lunes de ir a trabajar o al colegio), pinochada (mentira que va creciendo cada vez más) y japisteza (cuando se siente tristeza y alegría a la vez). Para ellos, la selección de "las diez palabras más queridas de la lengua española" son música, crispeta, carcajada, soñar, fútbol, mágico, amigo, montaña y mamá, además de la líder chocolate.

A continuación, un texto interesante para reflexionar. Es palabra del escritor argentino Ernesto Sábato, palabra de Dios: “El mundo está gravemente enfermo de incredulidad. La educación no puede ser extraña al drama total de esta civilización. Fanáticos y demagogos que han detentado o detentan el poder obligan a maestros y profesores a sustituir la búsqueda de la verdad por la inyección de sus ideologías, entronizando el dogma en el lugar donde en tiempos más felices llegó a reinar la tolerancia. Y, como si todo ello fuera poco, el advenimiento de la televisión –el más siniestro medio inventado para formar y deformar conciencias- ofrece y perfecciona medios para el asalto, el secuestro y la tortura. Se comete por lo tanto, un grave error cuando se pretende reformar la educación como si se tratase de un problema meramente técnico, y no el resultado de la concepción del hombre que sirve de fundamento, de esos presupuestos que la sociedad mantiene acerca de su realidad y su destino y que, de una manera u otra, definen una manera de vivir y de morir, una actitud ante la felicidad y el infortunio.

PRINCIPIOS QUE DEBEN REGIR LA NUEVA EDUCACIÓN: una escuela que favorezca el equilibrio entre la iniciativa individual y el trabajo en equipo, que condene ese feroz individualismo que parece ser la preparación para el sombrío Leviatán de Hobbes. Así como hay un egoísmo individual existe un egoísmo de los pueblos, que con frecuencia se confunde con el patriotismo. Debe enseñarse a valorar y preservar las diversidades dentro del país. El hombre concreto, el de carne y hueso, no vive en un universo matemático sino en un rincón del mundo con sus atributos, su cielo, sus vientos, sus canciones, sus costumbres; el rincón en que ha nacido, amado y sufrido, en que se han amasado sus ilusiones y destinos. En fin, habrá que reintegrar la ciencia y la sabiduría, lo que implica una humanización de la técnica, una valoración ética de sus adquisiciones y una condena de la profanación de la naturaleza. Esa es la síntesis de la cultura que debería dar la escuela de nuestro tiempo. O el mundo se derrumbará en sangrientos y calcinados escombros. Aceptemos, pues, esta lucha desproporcionada de los utopistas contra los colosos de esta Era del Plástico y la Computadora. Puede parecer absurda y desproporcionada, pero también lo pareció aquella lucha que a comienzos del siglo XX inició un hombrecillo escuálido y casi desnudo contra el más poderoso imperio de su tiempo. Con la ayuda de una rueca y una cabra”.



Continuando con cultura y arte, hablemos del cuadro más famoso de Magritte; pinta una pipa, debajo escribe “Ceci n’est pas une pipe” (esto no es una pipa), y se queda tan ancho. Este enigma ha dado mucho que hablar y a mí me ha servido para el título de este artículo y para el siguiente acróstico sobre el (no) periodismo:

Profesores y Planes de estudio (95 y 03)
Exámenes
Risas
Inutilidad e Idiomas
Oficio
Demanda y/u oferta de periodistas
Informal, fundamentalmente la vestimenta
Secretaría
Mujeres y Matrículas de honor
Oh my god! La expresión que diré cuando acabe este artículo y la carrera.

Eso es “Mi Periodismo”, lo que me lleva a tratar los temas que la Prensa actual considera importantes para el resto de la sociedad, sin saber muy bien los criterios en los que se basan. ¿Por qué, por ejemplo, el conflicto del Sáhara no tiene una cobertura mayor en los medios? ¿O qué pasa con los cubanos en realidad? Cuba no es sólo Fidel. Y el mismo problema en la Televisión, con la duda eterna del huevo o la gallina: ¿Vemos lo que hay en la TV porque no ponen otra cosa o no ponen otra cosa porque tendría menos audiencia? Es triste notar todo esto, como también lo es que 70 ONG’s estén siendo investigadas por malversación de fondos e irregularidades en la presentación y seguimiento de sus proyectos.

Algo falla en este universo tan tecnológico en el que los jóvenes utilizan internet para buscar “amig@s” y comparar si la mujer más sexy del mundo es Jessica Biel, Scarllett Johansson o Siena Miller en vez de darle un uso más provechoso como ver los horarios de los museos, teatros y cines o conseguir un vuelo barato para recorrer el mundo en vez de estar lloriqueando por problemas nimios y solucionarlos haciendo botellones en parques y esquinas. Pero, claro, no debemos olvidar esta frase de Flaubert: “Se hace crítica cuando no se puede hacer arte”. Y sobre todo, recordemos la palabra más importante: JAPISTEZA. Lo que nos hace feliz, nos puede poner triste (y viceversa). Eso ocurre con la tecnología, el periodismo y la educación. Me ponen japiste (o como se diga) porque tal vez el mundo se equivoca, y yo me muero por besarte y dormirme en tu boca.

PD: Por último una frase / consejo que vi el otro día en el suelo de la Avenida Complutense rezaba lo siguiente: “Olvida todo lo aprendido y empieza a volar”. Yo más bien escribiría:

“OLVIDA LO NO APRENDIDO, RECUERDA LO VIVIDO”.

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