jueves, 14 de septiembre de 2006

EL SEÑOR DE LA GUERRA

He visto una gran película. Salen Nicolas Cage, Jared Leto y Ethan Hawke. Pero no voy a hablaros de ellos, ni siquiera de su director Andrew Niccols, el mismo de Gattacca. En realidad, tampoco voy a hablar de la peli en sí, sino de la temática y esencia de la guerra... digo, la película: EL SEÑOR DE LA GUERRA. Cage hace de traficante de armas que suministra material a la mayor pare de países que han estado en guerra en las últimas décadas. No le importan ideologías, ni la gente que pueda morir con esas armas o los países que gastan el poco dinero que tienen para sus conciudadanos, e incluso juega y engaña a su familia hasta perder todo lo que más quería (creo que acabo de joderos el final, sorry), pero es que como él mismo dice: “las peores guerras son las que hay que librar con uno mismo”.

Debo reconocer que la peli me ha afectado e impresionado más de lo que esperaba, pero pienso que esa es otra de las funciones del cine: entretener haciéndote pensar. Sí, ya sé que es ficción, pero en ocasiones, ésta es superada por la realidad y encima en esta ocasión, los hechos son reales, basados en situaciones más que verídicas, con datos demasiado contrastados para ser mentira: 550 millones de armas hay en el mundo (tocamos a 1 por cada 12 habitantes) y curiosamente (o no tanto) los 5 países que más armas venden son los 5 pertenecientes al Consejo de Seguridad de la ONU. Esto me hace plantearme varias cuestiones:

¿realmente a los países les interesa la paz sobre todas las cosas?
¿qué pasaría si los países tercermundistas invirtieran el gasto de armas en otro tipo de infraestructuras?
¿es de verdad Bush tan malo como parece ... o aún peor?
¿por qué niños de 8 años no saben apenas leer, pero manejan perfectamente las AK-57 (más conocidas como Kalashnikov, el fusil más usado porque nunca falla)?
¿conseguiremos algún día acabar con las guerras y hacer el amor con las chicas que aparecen en EL SEÑOR DE LA GUERRA? (sin sida, please).

Seguramente no tengan respuesta, al menos yo no las tengo. Mi única intención es lanzar el guante esperando que alguien lo recoja y haga reflexiones sobre un tema del que los medios de comunicación no se hacen mucho eco, aunque todos los días aparezcan noticias sobre guerras y fotos de niños muertos con un arma en la mano. Otra de las cosas buenas de este tipo de cine es que te enseñan un poquito de historia y te hacen investigar y documentarte. A mí me ha picado la curiosidad de saber si ese dictador liberiano (Andy en la peli), era tan despiadado y por qué no decirlo, tan “hijoputa” (y “padreputo”, incluso). En definitiva, concienciarnos sobre un tema tan importante como la vida misma y espero que esta película abra los ojos a mucha gente (y cierre la boca a otros tantos). Hace reír por momentos, llorar y emocionarte en otros y sobre todo, entretiene y hace pensar. Eso es cine, señores y señoras (de la no guerra). ¿Qué más queremos? Acabar con la guerra, ¿no? Pues hagamos el amor.

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