jueves, 21 de septiembre de 2006

VINCENT GALLO (Buffalo 1962), POLIFACÉTICO - POLÉMICO


Su padre le echó de casa a los 16 e inmediatamente se sumergió en la bohemia neoyorquina, con Basquiat, John Frusciante y Lukas Haas, entre otros. Le dio a la pintura, a las motos, al rock desaliñado y al autostop, antes de revelarse actor desarticulado e intenso, propenso a la muletilla: ...you know. Debutó en la dirección con la sub-cassavetiana BUFFALO 66 (1998), en la que mimetizaba a la perfección la gestualidad de alguien que se está meando encima y tiene frío en el alma. Cuando trabaja a las órdenes de otros directores, asume con diabólica energía su rol de grano en el culo.
Para unos, Vincent Gallo da mucho miedo. Y no sólo por su mirada perdida y esa facha de «homeless» de diseño. Es mentiroso, faltón y, además, confiesa haber votado a Reagan. A Vincent nunca le ha importado caer mal. Realidad y ficción conforman su biografía. Dice que vivió una infancia dura: mamá peinaba a las vecinas en el porche y papá se dejaba el dinero en las carreras. Con 10 años, formó una banda de rock progresivo, influida por King Crimson y Yes. A los 16, se fugó al West Side neoyorquino. Allí conoció al pintor Jean-Michel Basquiat, con quien montó el grupo de pop experimental Gray. «Tocamos en el CBGB’s, el Max’s y el Hurrahs. Tras el concierto del Mudd Club, nos separamos. Basquiat tardó un mes en hacerse famoso y millonario. Probablemente, por ser negro».
Para otros es actor, director, músico, pintor, escritor y coleccionista de cachivaches musicales de tecnología analógica. Este nativo de Buffalo, Nueva York, cosecha del 62, lleva dos décadas fabricándose una leyenda. Le gusta mentir, provocar y reírse de sí mismo. Los cinéfIilos saben de este superdotado gracias a títulos de culto. Tres de ellos, con tufo italoamericano: en UNO DE LOS NUESTROS (1990, Scorsesse), forma parte de la banda setentera del gánster protagonista; en EL SUEÑO DE ARIZONA (1998, Aki Kaurismäki), imita a Don Vito Corleone, y en EL FUNERAL (1996, Abel Ferrara), encarna a un muerto que les hace la vida imposible a sus hermanos mafiosos. El resto de su filmografía está también cortado por patrones indies: PALOOKAVILLE (1996, Alan Taylor) describe en clave tragicómica la desintegración de un grupo de delincuentes de barrio; la no estrenada en España NÉNETTE Y BONI (1997, Claire Denis) cuenta una historia de sexo, amor, celos, odio e incesto ambientada en Marsella; ÚLTIMAS CONSECUENCIAS (1997, Kiefer Sutherland) va de road movie con exceso de testosterona, y COLGADOS EN LOS ÁNGELES (1998, Mika Kaurismämi) resucita la comedieta romántica. En los 80, siguió su camino hacia el estrellato. Grabó un disco con Bohack y se dedicó a pintar. Viajó a Europa, expuso, tocó, conoció gente y perdió la cabeza. Durante año y medio, ejerció de portavoz blanco del hip hop de Nueva York: se hacía llamar Prince Vincent y trabajaba como mánager de los N.Y.Breakers (esponsorizados por Adidas). Al final, el cine y la música pudieron con el resto de frivolidades. Gallo, acostumbrado a no morderse la lengua, se declara ahora enemigo de la marihuana y el alcohol. Odia a los socialistas y a los jipis y confiesa haber votado a Reagan. Según él, Lynch rueda películas vacías y Harmony Korine, el enfant terrible del cine alternativo americano, sólo es «un enano rico que droga a las chicas para violarlas». En su web (vincentgallo.com), confiesa no haber leído un guión en su vida y pide a las internautas guapas que le envíen fotos sin ropa. Al filo de los 40, se sabe admirado en Europa y Japón. Su primer disco en solitario fue When (Warp Records, 2001). Sus directores favoritos, Gaspar Noé y Claire Denis, son franceses. Con esta última ha rodado tres cintas. En la más reciente, TROUBLE EVERY DAY, se sumerge en un baño de sangre y gore con Béatrice Dalle. Como realizador de clips (y actor eventual), atraviesa un momento dulce: ha colaborado con John Frusciante, My Vitriol, Lit y el grupo de rock sinfónico japonés L’Arc-en-Ciel.
La película más significativa de su excéntrica carrera es, sin duda, Buffalo 66 (1998). Primero, por estar escrita, dirigida, protagonizada, musicada, producida y montada por él; segundo, por ser uno de los filmes más pretenciosamente brillantes de los últimos años, repleto de detalles autobiográficos que pondrían rojo a cualquiera. En él, interpreta a un ex convicto que secuestra a una chica de alterne (Christina Ricci), antes de visitar a sus padres para saldar una cuenta pendiente. Con ella, Gallo sedujo a los indecisos. Muchos se habían acostumbrado ya a su pinta de desarrapado peligroso gracias al anuncio del perfume CK Be, de Calvin Klein, pero no estaban preparados para tamaña exhibición de talento. Él mismo se encargó de disipar las dudas: «BUFFALO 66 es una jodida obra maestra. Cine en estado puro».
Películas Recomendadas: BUFFALO '66 (1998) y BROWN BUNNY (2004) como director. ARIZONA DREAM (1993; E. Kusturica) como actor.
Alias: Padrino Búfalo, Don Déficit de Atención, Mr. You Know. Chaladura más sonada: La presentación en Cannes de su segundo trabajo como director, THE BROWN BUNNY (2003). Tras la controvertida proyección, se disculpó públicamente ante la prensa por lo que había osado presentar (felación de Chloë Sevigny incluida). De vuelta a Estados Unidos, declaró que el abucheo le importaba un comino, porque, a fin de cuentas, los europeos son como animales
Sus ídolos: Él mismo.
Sus obsesiones: Carros, motos, exclusión, soledad, relaciones dispares, muchas mujeres o ninguna, viajes, mentiras...
“¿Ustedes han visto créditos en mis películas por maquillaje o peinados? ¿Cómo puedo ser llamado un narcisista? Yo nunca he tenido peinado o maquillaje en ninguna de mis películas. Yo ni siquiera me fijo en como luzco mientras estoy siendo filmado”. Vincent Gallo

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